lunes, junio 18, 2007

Reflexiones en un Mc Donald's.

Este fin de semana fue de locos.

Pensé que sería uno más, aburrido, lleno de sueño y de nada-que-hacer.

Pero creo que me equivoqué.

Todo partió el viernes, en lo que podría decir, fue un día feliz.

Me levanté tarde, dormí rico, y anduve de muy buen ánimo ese día.

Cuando llegué a la U, me puse a estudiar Procesal (tenía prueba de Procesal a las 6 p.m., el día en que salía de clases), pero estudié, y sabía la materia. Después, cuando diaron las 13:30, fui a ver la presentación de danza árabe, y fui requete-contra-ultra feliz.

Babeé como un cerdo, pero fui feliz.

Acto seguido, retorné a estudiar.

Y entendí todo, hablé con mis amigos, la pasé bien, fui a dar la prueba, me fue relativamente bien (pa un 5, muerto de la risa me da), y después, fui al carrete de fin de clases en el frontis de la facultad, la pasé bien, tuve que llevar a un amigo que estaba ebrio a su casa. Pero fue un buen día.

Al día siguiente me levanté tarde, dormí rico, nuevamente, y esperé para ir a carretear a la casa de una amiga.

El carrete estuvó buenísimo, tanto así que cortaron la luz, tipo 4 a.m.. Después, fui con un amigo, a un Mc Donald's, a comer, y ahí reflexioné sobre mi vida, sobre lo que estaba haciendo, y sobre lo que debía hacer. Evidentemente que sé lo que debía hacer, pero fue en ese momento, comiendo un Doble Cuarto de Libra con Queso, muerto de frío, y ameno por una conversación, que me dí cuenta de lo que debía hacer.

Pretendo poner en práctica lo que dije.

Fue un buen fin de semana, ya que a la mañana siguiente, no fui a la Iglesia, y dormí millones de horas, tantas que me levanté hace sólo un rato.

Dormir hace bien, y comer, mejor.

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