martes, junio 26, 2007

Días

Simplicidad.

Hay días en que quiero tirarlo todo, en que no me siento muy bien, en que la depresión latente surge, casi espontáneamente. Esos días, oscuros y grises, donde no hay vida más allá de la puerta de mi casa, donde la luz se esconde en cada rcoveco de mi habitación, donde la sensación de bienestar se disipa y desaparece, esos días son una carga para mí. Bosta de ser humano, letargo prolongado.

Complicidad.

Hay otros días, sin embargo, donde el sol sale de entre medio de las nubes. Esos días, algo más cálidos que los otros, donde los rayos de luz penetran en mi habitación, donde se divisa vida, y donde brotan botones de rosas en mi jardín, esos días, son donde me hago cómplice de lo que sucede en el mundo. Donde la tibieza del aire me hace sentir que estoy vivo, y que no soy un autómata como creía, de que no estoy como un zombie, de que la sangre corre por mis venas.

Autenticidad.

Hay otros días, en que la luz definitivamente llena la habitación, donde veo por mi ventana como el mundo frenéticamente se mueve, donde la vida brota sin cesar, y donde las flores de mi jardín están en su pequeño paraíso terrenal. Esos días, siento que me contacto con el resto de la vida, esos días, tengo plena conciencia de mi condición en el mundo, tengo conciencia de mi enorme potencial para ser feliz, e incluso llego a dar pasos para llegar a serlo. Esos días estoy de muy buen ánimo, incluso puedo decir que soy feliz en esos días. Soy auténtico, soy yo mismo.

Plenitud.

Y hay una clase de días, donde la felicidad no puede ser más. Donde me siento irrandiante de luz, donde me siento un cuerpo celestial. Son pocos esos días, escasísimos, pero cuando llegan, soy pleno, ya no estoy vivo, soy.

Días como estos lo tienen todos.

Solo hay que saber como enfrentarlos.

0Palabra(s)-Ilustrada(s):

Publicar un comentario

<< Home