jueves, diciembre 04, 2008

Huracán

El otro día veía Los Simpsons, y era el episodio del huracán.

Es extraño, a la persona más buena de Springfield le pasó todo lo malo.

Algo así me pasó esta semana. 

Digo, salvo por ciertas excepciones. Una, no soy el mejor tipo de Santiago. Dos, no fue todo malo después de todo. Tres, salí con lección aprendida. Esperen, la número tres no es una excepción, en el episodio, Flanders salió con lección aprendida. Entonces ahí si que estoy como en Los Simpsons.

Bueno, no quiero entrar mucho en detalles, solo quiero decir que un grupo de gente me decepcionó, y mucho. hicieron algo con maldad, con dolo, con ganas de que me enojara. Eso no es correcto. 

Sólo uno de ellos lo hizo por otra razón. Una razón que, si bien no apruebo, es "justa", porque no sé si la venganza es "justa", pero finalmente, me di cuenta de porque él lo había hecho, y traté de hablar con él.

Alguien me dijo que a la amistad hay que cultivarla, porque si no se cultiva, se pudre, y muere. Eso es muy cierto. Traté de salvar el edificio en llamas, y espero que el esfuerzo haya valido la pena.

No digo que dejaré de lado a la gente, sólo es que todos los que estuvieron involucrados (a excepción del que lo hizo con el otro propósito), me decepcionaron.

La decepción es algo extraño. No puedo confiar. Me defraudaron, en algo estupidísimo, pero es algo. De hecho, el mismo argumento del episodio anterior se puede utilizar. Si yo espero que tu no hagas algo, si lo haces, ¿cómo podré confiar en ti? Es una triste pregunta, pero lleva al concepto real de amistad.

La confianza es base, pero el respeto es del mismo nivel. Es imposible ser amigo de alguien y no tenerle respeto. Respeto a lo que él cree, a lo que él es, a lo que el piensa, a lo que él decide. Respeto. Fundamental. Si no hay respeto, ¿hay amistad? No sé si puede haber. Aun cuando la decisión sea estúpida, aun cuando la creencia sea aberrantemente mala (recordemos que lo malo es únicamente en función de nustra propia visión, sumado a lo que moralmente se conoce como malo, pero de eso hablaremos en otra ocasión), su pensamiento sea absurdo, su persona ridícula, el respeto debe primar, y debemos respetar. La pregunta que se da es: ¿Vale más una diferencia de opinión o una amistad?

¿Vale más reirme de lo ridículo que es esa persona que ser amigo de él, y respetar sus decisiones?

Respóndanlo ustedes.


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