lunes, mayo 21, 2007

(Encrucijada).

Haré un (párentesis) a la historia antes descrita (cabe recordar que la expresión paréntesis la saqué de mi amiga Izha (Cuentos de Hadas es su link).

La noche sábado-domingo me encontré en una auténtica encrucijada.

Fue en el asado que organizó el profe del curso de Civil (Rodrigo Gil, grande maestro!).

Alguien el día anterior había dado señales de hacer algo.

Una señal clara y notoria.

Y esa noche, pasó algo que me descuadró.

Uno de esos eventos que uno NO-DEBIESE-SABER. Una de esas cosas que la mente debe desechar de inmediato.

Cuando te comes algo que tiene un gérmen de podredumbre, uno acotumbra escupirlo de inmediato, o incluso llegamos al vómito.

El drama es cuando te lo tragas.

Y resulta que me tragué la situación.

Fue horroroso, pasé toda la noche pensando en eso, en precisamente ESO-QUE-NO-DEBÍ-SABER.

Y el pensamiento era tan recurrente, tan absorbente, tan retorcido y enigmático, enfermizo y macabro, que no te lo puedes sacar.

Una astilla en la mente.

Grosero.

Tengo que olvidarlo, a como dé lugar.

Estas malditas encrucijadas...

No son sanas.

(Dios mío, perdóname por saber esto, y ayudame a olvidar esto).

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