jueves, agosto 02, 2007

Nadie entendía.

6:50 de la mañana.

Sórdido.

Era lo menos que se podía decir de aquel dantesco espectáculo.

Un cadaver mutilado y dejado en plena vía pública.

Insólito.

Inaudito.

Nadie sabía como había llegado el cadaver hasta esa concurrida esquina del centro.

Las mujeres llegaban a vomitar.

Y era que el cuerpo decapitado de una mujer, de aproximadamente unos 25 años, yacía en la acera.

Los perros la rodeaban, y la gente los ahuyentaba.

Los curiosos sacando fotografías en sus celulares. Los niños trataban de ver, pero los adultos, consternados les impedían ver.

Nadie se lo podía explicar.

"Un muerto, frente a mi trabajo", decían unos. Otros, "pude haber sido yo".

Inexplicable.

Era lo que realmente era.

La sutileza de los rasgos faciales de la decapitada contrastaban con el espantoso charco de sangre que la cubría. El cuerpo, desnudo, mostraba mutilaciones en brazos, piernas y en el tórax.

La policía llegó prontamente. Cubrieron el cadaver. La Brigada de Homicidios llegó al lugar del suceso.

Una mujer desmayada recuperaba la conciencia.

Nadie entendía.

Los primeros peritajes señalaron que la mujer fue decapitada con un intrumento de hoja fuerte, al parecer, una hacha. Y las demás mutilaciones, fueron hechas con un cuchillo carnicero, al parecer bastante afilado.

Nadie entendía.

Imposible.

Luego, se cierra el telón, y la obra llega a su fin.

La víctima se levanta, y junto a los actores, al abrirse nuevamente el telón, se inclina, y hace una reverencia ante el público.

La ovación popular, llena la sala.

Se cierra finalmente el telón.

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