The End.
Partiendo desde el final, bueno, todo era blanco.Cero distinción entre los olores.
Remotísima posibilidad de salir del cubo.
La geometría en su máxima expresión.
Un cubo que encerrara a la mente.
Pasaban las horas, y el tiempo comenzó a embadurnarse de un líquido esponjoso color ámbar. Parecía inocencia en los ojos de un niño. Olía a sudor gélido. Se podían oír los engranajes del cerebro al moverse. Todo rodeado de una sutil capa de neblina, a veces laxa, en otras ocasiones, densa. Un respiro cortó la sinápsis que se daba a conocer.
Temblando, y con las manos hirviendo, salí al comedor. Una extraña estela de humo me seguía, asechándome y dándome a saber de que al primer movimiento en falso, atacaría sin piedad.
Llegando a la cocina, me percato de la fetidez del gas que inundaba el ambiente. Alguien, ni idea si deliberadamente o sin intención alguna, dejó la llave abierta.
Salgo a respirar algo de aire sin gas, entro a la pieza de mis padres, y veo estupefacto la silueta de un gato sobre la cama nupcial. Me mira a los ojos, un par de incandescentes ojos marrón no alejan su vista de los míos. Siento hielo en mi espalda, y es que hace tanto frío que el sudor gélido se congela con la temperatura ambiente.
No puedo más que arrancar de casa. El cielo, nublado y oscuro, no da tregua. Las luces del tendido público no prenden, y un aire de desolación se siente en el medio.
A todo esto, es en ese momento que me percato de que ando en mis pijamas, y me da mucho miedo volver a coger ropa, así que salgo así, sin más.
Ni un alma en las calles, los autos abandonados, las casas abiertas, no se respira vida por ningún lugar.
Cojo un cigarrillo, lo enciendo, y en la bocanada de humo que sale de mi boca se puede ver la muerte. Lo boto rápidamente, y en un grito ahogo mi desesperación.
"Todo es muy raro, ¿será el fin del mundo?", me pregunto.
Y la verdad es que no lo sé.
Sólo sé que estoy ahí, y que nadie más lo está.
Me siento en la acera, y me duermo, pensando que sería un sueño.
"Debo estar soñando", me digo. "Mañana todo será distinto... si, mañana es mejor...".
(Lapsus mental)
Temblando, y con las manos hirviendo, salí al comedor. Una extraña estela de humo me seguía, asechándome y dándome a saber de que al primer movimiento en falso, atacaría sin piedad.
Llegando a la cocina, me percato de la fetidez del gas que inundaba el ambiente. Alguien, ni idea si deliberadamente o sin intención alguna, dejó la llave abierta.
Salgo a respirar algo de aire sin gas, entro a la pieza de mis padres, y veo estupefacto la silueta de un gato sobre la cama nupcial. Me mira a los ojos, un par de incandescentes ojos marrón no alejan su vista de los míos. Siento hielo en mi espalda, y es que hace tanto frío que el sudor gélido se congela con la temperatura ambiente.
No puedo más que arrancar de casa. El cielo, nublado y oscuro, no da tregua. Las luces del tendido público no prenden, y un aire de desolación se siente en el medio.
A todo esto, es en ese momento que me percato de que ando en mis pijamas, y me da mucho miedo volver a coger ropa, así que salgo así, sin más.
Ni un alma en las calles, los autos abandonados, las casas abiertas, no se respira vida por ningún lugar.
Cojo un cigarrillo, lo enciendo, y en la bocanada de humo que sale de mi boca se puede ver la muerte. Lo boto rápidamente, y en un grito ahogo mi desesperación.
"Todo es muy raro, ¿será el fin del mundo?", me pregunto.
Y la verdad es que no lo sé.
Sólo sé que estoy ahí, y que nadie más lo está.
Me siento en la acera, y me duermo, pensando que sería un sueño.
"Debo estar soñando", me digo. "Mañana todo será distinto... si, mañana es mejor...".
(Lapsus mental)
Ilustrado por su autor de siempre Carlo @ 5:30 p. m.
