miércoles, abril 04, 2007

Inicio del fin, ¿o no?.

Medio en broma, medio en serio.

Te despiertas con una sensación bizarra. Todo parece ser falso, todo parece de plástico, y lo es, al darte cuenta de los envases que copan tu escritorio, y las flores de plástico que adornan la pobre habitación. Corres a la ducha, al ver la hora en el reloj de plástico del velador de madera prensada (muy similar al plástico). Sientes el agua como entre sedosa y gelatinosa, da igual, es agua, ¿o no?
Sales corriendo de la ducha, te secas con un a roída toalla, al parecer de tu madre, que te la dio cuando te fuiste de casa. Hasta sientes el olor a casa, a baño limpio, a cazuelas dominicales, a tertulias imparables junto a tus tíos, a ese color caqui de tu alcoba, a lo nauseabundo de cuando sacabas la basura sagradamente los martes, jueves y sábado en la mañana, a detergente de loza (por cierto, te hace falta), a pulcritud en el aire, salvo en tu sucucho.
Te preguntas como estarán tus viejos, revisas fugazmente recuerdos de niñez: columpios, balancines de la plaza, sopaipillas pasadas en invierno, el mate de tu viejo, humeante y ebulliendo (¿como mierda nunca se quemó?), las sábanas con animalitos, el parrón de la casa de tu abuela, lleno de uvas dulces, tantas cosas. Recapitulas, estás en tu departamento, tienes 30, y estás solo, nada puede ser peor, la ventana está abierta, una fresca brisa te rodea, y te hace pensar, "¿En dónde me equivoqué, qué hice mal, cómo chucha llegué acá?".
Te paras en el afeizar, sientes tus pulmones negros llenos de aire, de ese aire purificador, de ese que crees que los podrá blanquear, ese aire que crees que podrá blanquear tu ser, tu alicaido cuerpo, atrapado entre el vino y el cigarro, sin dejar de mencionar a las "amigas pastillas", cuando hay presupuesto, claro.
Todo te da vueltas dentro de la cabeza, no te puedes concentrar.
Es el inicio del fin, y lo sabes, lo sabes desde el momento en que te levantaste, y tal vez antes. "Todo lo que termina, termina mal", decía Calamaro. Y es la puar y santa verdad.
Lloras, y piensas en tu madre, lloras desconsoladamente, y nadie te escucha, y por eso, sigues llorando.
Ves toda tu vida, de como te convertiste de un niño bueno, en esta escoria de humano, solo bastó un paso, una pequeña decisión, solo un no, pero las cosas no fueron así. Y no vas a poder hacer nada por cambiar eso.
La ventana es una buena opción, es liberadora, solo caes, y te estrellas contra el suelo, limpio, fácil y barato. Tal vez es por esta última razón que te sientes más atraido por ello, ya que las cuentas impagas no dejan hacerlo abierto el gas, tampoco tienes tina, y cortándose, bueno, es doloroso, y mientras menos doloroso sea, mejor.
Dudas, tal vez el pensamiento de tu madre te impide caer, tal vez sean los ocho pisos que hay, y tal vez es que mates a alguien sin querer. No, mejor no, ¿cierto? "No. Le causaría mucho daño a los que quiero, podría cambiar, ser mejor, tratar de borrar el pasado, si, podría hacerlo...". Y te decides, vuelves adentro, a ese antro de inmundicie, a ese chiquero que u madre nunca quiso visitar. Y te tiras en la cama, prendes el útlimo cigarro, y dices "Creo que me fuí en la volá! No porque me sienta raro significa que el el inicio del fin, ¿o no?...".

Etiquetas: , ,

0Palabra(s)-Ilustrada(s):

Publicar un comentario

<< Home