domingo, enero 14, 2007

Simpleza.

He lleago a creer que la complejidad del ser humano es la razón fundamental de su infelicidad.

Esto, ya que el hecho de que el humano es complejo, es una verdad analítica, irrefutable (salva crasas excepciones).

Y me refiero específicamente a la complejidad del pensamiento humano, una maraña de ideas, sensaciones y sentimientos que juegan dentro del cerebro de cada hombre (o mujer, hablo en genérico), empero la complejidad abarca un sinfin de otras funciones básicas de la vida del hombre (tales como la alimentación, respiración, sexualidad, reproducción, etcétera).

La complejidad al pensar, vale decir, el hecho de tener que pensar cada decisión (independiente de que creamos que pensamos o no, conciente o inconcientemente, toda decisión es "pensada", o mejor dicho, son analizadas todas las variables posibles que envuelven el normal u singular desarrollo de la acción pensada). Es precisamente eso, el pensar involuntariamente en los posibles escenarios futuros, lo que coarta la libertad del hombre, y lo hace infeliz.

Ejemplificando, si uno tiene un problema con alguien, no va a simplemente enfrentarlo, uno "debe" pensar en todas las posibles situaciones que se den (si acepta, si rechaza, si dice que "necesita tiempo", etc), y dependiendo de el estado anímico y muchos otros factores, uno toma la decisión.

Si nos ahorráramos todo ese complicado proceso, nuestra vida sería mucho más simple de lo que es, lo que nos traería un estado mayor de felicidad, al poder hacer lo que queramos, y sintamos correcto.

Sin embargo, esto nos lleva a otro dilema, si lo que sentimos que es correcto es VERDADERAMENTE CORRECTO.

Pero eso lo analizaremos someramente en otra ocasión.

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