viernes, agosto 03, 2007

Carrera contra el tiempo.

Tirado en el piso, viendo las nubes pasar, colores sin igual, desfilan sobre mi cabeza.

El pasto húmedo, la brisa fresca, la sombra de los grandes árboles, y el azul del cielo: invitación a quedarse vagando un rato más.

Reloj, implacable traidor. Entre las manecillas y las bobinas, se esconde tu alma, miserable y despiadada.

No puedo hacer más que maldecirte.

Te maldigo por cada segundo que me quitas.

Te maldigo por cada momento que te llevas.

Te maldigo por cada recuerdo que se esfuma.

Te maldigo por cada cosa que me has robado.

Y me quedo, pensando en todo lo que perdí por ti, cada segundo de vida, cada aliento, cada momento, cada caricia tuya.

Infiel amigo, me ocultas tu propósito.

¿Para qué corres tan aprisa?

¿Quién te apura?

¿Será Dios?

Cada momento de placer desearía que el tiempo se congelara, y cada momento de dolor, deseo que pases implacable.

Y es que la dicotomía es sencilla.

Sirves de mucho, y eres un inútil.

Pero, de nada sirve llorar sobre la leche derramada.

De absolutamente nada.

Solo queda correr a tu paso.

Tal vez en algún punto, te alcanzaré, o incluso, te superaré.

Pero si de algo tengo la certeza, es que si te apuras mucho, puede que te alcance la muerte.

Y eso no me gustará.

Entonces, ¿cómo ir?

¿Corriendo, trotando, caminando, o aun más lento?

He corrido toda mi vida, mis pasos son largos. Pero a veces, me detengo en seco, y reposo, y es ahí cuando me tomas la ventaja.

(No te me vas a escapar, tiempo...)

0Palabra(s)-Ilustrada(s):

Publicar un comentario

<< Home