martes, noviembre 20, 2007

Celebración.

Generalmente hay pocas ocasiones para poder celebrar, pero cuando se encuentra alguna, muy bien recibida es.

El ser humano busca de alguna forma, ensalzarse, perpetuarse, convertirse en algo trascendente, que rebase su inminente muerte. Inmortalizarse, ese es su fin.

La muerte siempre ha actuado como una limitante. Nos deja progresar en la vida hasta que llega, y cuando lo hace, nada que hacer mi amigo, su hora llegó, y no podemos esperarlo. Eso te dice la muerte. Y nada que hacer. Cuando te llega, te llega.

Por eso el hombre busca inmortalizarse. busca dejar una huella de sí mismo, algo que lo convierta en un ser inmortal, en un ser que existió, que existe y que existirá.

Y lo hace por medio de la celebración.

Hay muchos tipos de celebración: unas pueden ser rimbombantes, parsimoniosas, apoteósicas, llenas de pompa y circunstancia; otras son tranquilas, calmadas, privadas, secretas. Pero lo raro es que todas co9nvergen en el siguiente punto: hay que celebrar, y lo hacemos porque estamos satisfechos con lo que hicimos, porque al fin terminamos y porque nos merecemos esta celebración.

Esta es la entrada número 200 de este humilde blog.

Es una suerte de celebración.

A su propio modo, eso si.

Y como en toda celebración, quisiera agradecer a quienes han hecho posible que este blog siga subsistiendo, entre ellos: Carlitos Browne, la Vivi, la Gaby, Diego, la Maripa, la Asa, Pancho, y la Izha.

Menciones especiales para mis queridos Claudio y Daniela

Sin ustedes, esto no habría salido así.

Muchas gracias a todos.

Y gracias a vuestras nobles señorías visitantes del sitio.

Escribir para vosotros es una ardua tarea, pero placenteros son los sentimientos cuando se ve que comentan lo que se escribe.

Un saludos cordial para todos vosotros, ilustrísimas señorías.

Y para los demás, nos seguiremos viendo.

(200 entradas, toda una vida, y aún no hemos avistado la tierra prometida...)

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