viernes, noviembre 16, 2007

Lividez

Trataba de ver algo, mas era imposible.

La penumbra era total.

Ni un solo haz de luz se asomaba en aquel cubículo.

Pensó como había llegado hasta ahí.

Relampagueantes flashes de memoria pasaron por sus ojos... Su bautizo en la Catedral, aquella gloriosa mañana de Marzo... Los ojos de su madre fue lo único que heredó... Aquella perfecta tarde donde Fransica había dicho que sí... El día más feliz de su vida, pisando el altar junto a la mujer de sus sueños... Las agobiantes horas previas al parto... Ver a su campeón dormir en sus brazos... Una botella de vino de Gran Reserva, sirviendo un placentero domigno por la tarde, en casa de los suegros, tan buenos... La niña de sus ojos andando en bicicleta, y sin rueditas... Aquella lluviosa noche, en que regresaba a casa... Luces en el camino... Un crash imparable... Luces en un lugar muy blanco... Y la última frase: "Lo perdemos"...

Trató de incorporarse, pero su cuerpo estaba lívido. Tenía frío. Desnudo estaba. Sintió un envoltorio. Trató de rasgarlo. fue imposible, se abría por fuera.

Rigor mortis, se suele llamar.

Nada que hacer, más que gritar, a ver si alguien escuchaba el horrendo lamento de esta alma encerrada en la morgue de la cuidad.

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