sábado, agosto 18, 2007

Proyección mental.

Corría hacia el túnel.

Jadeaba.

Estaba cansado.

Su cuerpo, abatido por las noches infinitas de insomnio, no daba más.

Tenía que huír.

Debía hacerlo.

Lo seguían.

Y él no sabía lo que harían con él.

Corría, aunque su cuerpo se resistía.

No quedaba más que hacer.

Sentía los gritos de la muchedumbre que lo perseguía en esta demencial carrera.

Gritó.

En el grito, dejó escapar la preciada información que la turba buscaba.

Se tapó la boca.

Lo había estropeado todo.

Y volvió en sí.

La quietud de la sala, lo reconfortó.

Los médicos la preguntaron de cosas.

Y el respondió.

Volvió a dormir.

(Las palabras sobran, los gestos igual. Sólo tu mirada habla, y entiendo donde estoy)

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