jueves, enero 12, 2006

Eterna Espera (Historias Urbanas, Cuarta Parte).

Si hay algo que odio de Santiago, y de todas las ciudades del mundo, son los maléficos y diabólicos, Tacos, y estos, no son precisamente el platillo típico de los Mexicanos, sino que los Atochamientos, tanto vehiculares como de personas. Odio el aglutinamiento de personas, me enferma, hace que pierda el control. Y es eso lo que detesto de los Tacos.



Me recuerdo del peor de todos. Fue hace diez años, una noche de Marzo, en la que volvía a casa, con toda la familia, estabamos en la intersección de Avenida Los Leones con Eleodoro Yañez, en un enorme Taco. Mi padre ya no daba más, estaba agotado, volvíamos después de un pasoe al Cerro San Cristobal, exhaustos y sudados hasta el cansancio. Y lo que más anhelabamos era llegar rápido a casa, pero no, por culpa de un estúpido camión, que había chocado con una estúpida micro amarilla, estabamos en aquella latosa procesión al hogar, retrasados en más de una hora (camino que usualmente demora 45 minutos, como máximo). Todos imaginabamos nuestras camas, una ducha para refrescar, alguna bebida, pero este grupo de ineptos, hizo que todos esos sueños se retrasaran aun más de lo que podrían hacerse.

Fue atroz, además, para colmo de males, a mi hermano pequeño le dieron unas horrendas ganas de orinar, y no podía aguantar mucho tiempo, así que mi madre se desesperó, necesitabamos llegar a un baño, lo más pronto posible, y el próximo servicentro se encontraba a cinco cuadras del lugar, por lo que los esfuerzos de apurar la cosa, fueron en vano.

Al final, estuvimos pegados en aquel Taco, alrededor de una hora y cuarenta y cinco minutos, tiempo en el que mi hermano ya no había podido contener las ganas de orinar (por suerte, mi madre llevaba pañales de respuesto, que por gracia divina había comprado). Y cuando pasamos por el accidente, mi padre solo pudo decir unas cuantas palabrotas al imbécil que había chocado, pero el cansancio era tal que no pudo hacer más que dirigirse a toda velocidad en dirección a casa.

Es por esta razón que detesto tanto a los malditos Tacos.

Más adelante, más historias urbanas.

0Palabra(s)-Ilustrada(s):

Publicar un comentario

<< Home