jueves, marzo 15, 2007

Crónica de una Curadera Anunciada.

Partes el viaje con un sólo propósito: borrarte de la existencia del mundo. Te embarcas en ese bus que no parece muy seguro, pero que sabes que te va llevar a un lugar donde el "copete" abunda, y donde llegarás a una linda playa, con tus amigos y en donde pasarás un rato agradable.

Ya en el bus se empezaron a manifestar los primeros síntomas de este mal: Sensación de frío con el viento, leve tambaleo, empezar a decir cosas incoherentes y chistosas, empezar a reir por todo lo que se nos dice, sonreir más de la cuenta, algo de sueño, etcétera.

Llegando a la playa, la curadera es casi evidente: el tambaleo es más elocuente, ya no se dice más que incoherencias, pérdidas de memoria, reir por cosas absurdas, desinhibición casi total para entablar conversación con quien se nos cruce por delante, pérdida del pudor, ganas de bañarte en la playa, pérdida evidente del equilibrio, sueño notorio, etcétera.

A las 2 p.m., ya estás borracho: sueño extremo, pérdida de la noción del tiempo y del espacio, todos son tus amigos, los quieres a todos, los abrazas a todos, y no porque los quieras, sino que por quer ya no tienes equilibrio alguno, y si no los abrazas, te caerás de frenton al suelo, la memoria se apaga, los recuerdos son fugaces (sol, algunos de tus amigos, la sensación de la arena en tu boca, la lentitud de como el contenido del vaso se introduce en tu garganta), etcétera.

A las 4 p.m., nadie sabe de ti, porque estas tirado en la arena, durmiendo bajo el sol, o como vulgarmente se conoce, estás "fermentando".

A las 6 p.m. te despiertan para que emprendas el viaje de regreso a Santiago, no entiendes mucho, y reniegas de que te despierten, ya que lo hacen de una manera grave. Te ayudan a recoger tus cosas, y apenas puedes caminar, y te llevan a cuestas al bus, a ese mismo bus que viste para poder partir a donde estas ahora, a ese inseguro bus, como de los ochentas y nunca fiscalizado. Los recuerdos no llegan, solo recuerdas cuando entraste al bus, todo el resto es una nebulosa impenetrable. Una jaqueca atroz te impide tratar de recordar más.

A las 8 p.m., ya llegaste a tu facultad, y el dolor de cabeza es feroz, casi insoportable, solo quieres llegar a tu casa, a dormir cómodo en tu cama, y a esperar a que el dolor pase.

Y así es como son los viajes a la mítica Cartagena, o más conocida como "Cartagua".

lunes, marzo 12, 2007

Volver.

Volver es extraño.

Como que de una u otra forma todo volvió a como lo dejaste en Diciembre pasado. Me perturba lo idéntico de las cosas. Hay, evidentemente, cosas que cambiaron (como yo mismo, entre otras tantas), pero la mayor parte de las cosas siguen igual, como la pelada de Maturana, o lo soporífero que es en las mañanas, o que Zaliasnik sigue con el pelo largo, o que sigo quedándome en la Facultad hasta más allá de las seis, no se, como que todo sigue igual.

Espero que algo varíe pronto, o me voy a volver loco.