miércoles, diciembre 27, 2006

Después de la tormenta...

Y pensaba que esta sería una mierda de Navidad.

Al final, la vida me sorprendió un poco, y es que el haberla pasado junto a toda mi familia me hizo re-capacitar, me hizo re-plantear lo que es el fin de año (o, mejor dicho, la-mierda-de-fin-de-año).

Fue una hermosa experiencia ir a la Misa de Gallo, escuchar las palabras del cura, estar todos re-unidos, junto a la mesa, hablar de temas tan interesantes, los regalos (me vieron cara de turista, tal vez por eso me regalaron dólares xD), leer la historia del nacimiento de Jesús, y el especial regalo de mi Tía Inés (dar una velita que representaba la Luz de Cristo, y desearle lo mejor a quien estaba a nuestro lado).

Fue una hermosa experiencia.

Espero que se repita el próximo año.

Y ahora, volvimos a la wea, el Año nuevo, la peor de todas las fiestas, al menos espero que sea tranquilo.

Saludos.

viernes, diciembre 22, 2006

No me gusta Pensar.

El pensar es bueno, en ocasiones.

No me gusta mucho pensar en cosas propias de mi, en cosas personales, me hace dar cuenta de cuan solo estoy, de cuan infeliz soy, de cuan estúpido soy como para estar así.

Si bien, no me gusta pensar, se me hace inevitable pensar a estas alturas del año, con todo el fin de año cercano y con la crisis de mediana edad en plena vigencia. No puedo evitar pensar en esas cosas, y me hace mal, aunque todos dicen que es bueno "hablar con uno mismo", sin embargo, a mi me desagrada, por el reflejo de la soledad que veo en el espejo.

Ando bajoneado, me carga el fin de año. Sobre todo la Navidad, porque es una fiesta "Personal", es decir, que no puedes pasar la Navidad con tus amigos, sino que con tu familia, o contigo mismo. Por eso me carga. No poder pasarla con quienes necesito pasarla, con los que me quieren (que no sean de mi familia, porque el amor de mi familia es cotidiano, al menos para mi es así). El problema es que no tengo a casi nadie así. Es duro, rodeado de gente, pero que de esa gente, solo son unos pocos (contados con los dedos de una mano) los que, siento yo, que realmente se preocupan de mi, es por eso que estas fiestas son tan penosas para mi.

Me carga escribir sobre esto, ya que ni siquiera puedo redactar bien, es una catarsis necesaria, pero fea, malhecha, puaj!

En fin...

Solo espero que el nuevo año traiga nuevas esperanzas, y que ya que esta puerta ya está cerrada, que se abra alguna ventana.

viernes, diciembre 15, 2006

Miedo a...

Si hay algo que realmente odie de mi mismo, es ser MIEDOSO.

El MIEDO es una debilidad atroz que ataca a muchas personas, sin distinción de color, nivel cultural, ni personalidad.

MIEDO, según la Real Academia Española, es 1. Perturbación angustiosa del ánimo por un riesgo o daño real o imaginario; y 2. Recelo o aprensión que alguien tiene de que le suceda algo contrario a lo que desea.

En mi caso,e s un poco de ambas, o mejor dicho, mucho de ambas.

Es atroz no poder decir lo que quieres, o que necesitas decir, en el momento, y callar, a veces eso puede ser beneficioso, pero la mayora parte de las veces, solo ayuda a contaminar a la propia persona, debilitándola al punto en que la podredumbre interna llega a niveles críticos, reflejados por la enorme falta de autoestima, odio e hipocresía para con los demás, e incluso, deseos de suicidio, lo que es enormemente pernicioso para el libre y correcto desarrollo de la personalidad.

Visto desde el punto de vista interno, es decir, desde mi propio prisma, es mi peor defecto (incluso peor que mi abismante orgullo), lo que más odio de mi mismo, lo que no me permitió, no me permite, y no me permitirá ser plenamente feliz.

Y en verdad que me reconozco como un hombre desdichado e infeliz, salvo fugaces momentos de júbilo y éxtasis, que terminan en largas noches de llanto desconsolado, y de gritos de auxilio que no son escuchados por alma alguna, por el mismo hecho de tener MIEDO de pedir ayuda.

Quisiera no tener MIEDO. Es algo que me atormenta, sólo quiero ser feliz, pero yo mismo me reprimo de serlo. La coherencia entre mi persona y lo que REALMENTE quiere es brutalmente grande.

En fin... sólo queda resignarse a esperar que el MIEDO se vaya, si es que se quiere ir, o si al final, termina por consumir toda esperanza de felicidad.