martes, diciembre 27, 2005

Ira sobre ruedas y con mala cara (Historias Urbanas, Primera Parte)

Me encanta ver como la gente se enoja con facilidad.

La ira, es un atributo animal que todos los seres vivientes poseen, es una válvula de escape de nuestras pasiones, y, como cree cierta gente, uno de los siete pecados capitales.

Tomemos, por ejemplo, mi criatura favorita enfadada: el Micrero (si, sé que muchos me van a a odiar por esto, pero es lo que pienso, y el respeto es esencial).


Cada día, esta criatura se levanta horas más temprano que nosotros (el resto de la fauna citadina), para salir a hacer su trabajo: conducir un horrendo bus, antiguo, o a veces, nuevo, pero que siempre da problemas. Ellos no están trabajando en eso porque les guste (personalmente, no creo que a nadie en este planeta le agrade conducir un enorme bus, lleno de pasajeros, es bastante estresante y cansador, por cierto), sino que porque deben hacerlo.



Y eso, los irrita en sobremanera. Y ellos, no encuentran nada mejor que descargar esa ira que llevan dentro de sí mismos, en, nada más ni nada menos que, los escolares, esos humildes hombrecitos y mujercitas que cada mañana se levantan temprano para acudir a sus templos de conocimiento (los colegios y liceos educacionales), y tener un grato día de estudio y aprendizaje. Y, como son humildes jóvenes y señoritas, deben utilizar la nefasta Locomoción Colectiva para llegar a tiempo a sus respectivos Segundos Hogares. Y, en el momento que éstos se disponene a parar el omnibus que los llevará seguros a sus colegios, ¿qué hace el Micrero? No les para!!! Y los escolares se enfurecen. Unos tratan de patear la Micro, otros, lanzan sendos rosarios de garabatos al Chofer, deseándole poco menos que la muerte a él y a todo su circulo familiar (en especial a su madre).



Y,si por esas casualidades de la vida, les llega a parar (en el fortuito caso de los estudiantes llamados Universitarios, les muestran el famoso "Pase Escolar", arma fundamental contra los iracundos Micreros, estos pegan el grito en el cielo, y también les desean a los Universitarios la muerte a sus respectivas familias (como dije anteriormente, sobre todo a sus madres). Y tiran las monedas en el monedero de ellos. La mayoría de las veces, no dan Boleto, que es el símbolo de que ellos viajaron en la Locomoción Colectiva, requerido por los conocidos inspectores, amigos de los Micreros, que controlan que todos tengan Boleto, y los que no tienen el Boleto, son echados del omnibus. Así que nuestros amigos estudiantes deben bajarse antes de llegar a su destino.

Lo más lioso de viajar en la Locomoción Colectiva es viajar los días Sábado, en los que el horario de uso de la arma estudiantil (Pase Escolar) es restringida. Muchos de estos nefastos personajes no aceptan el uso de esta arma más allá de las 2 de la tarde, aun cuando la normativa vigente señala que el uso es hasta las 6 de la tarde. Y se niegan a dejar que el atormentado Escolar entre al omnibus. Y los echan arbitrariamente.

Así es la vida urbana de estos misteriosos personajes llamados Micreros, llenos siempre de Ira, este sentimiento que corroe el alma de las criaturas de este planeta.

Bendiciones.

miércoles, diciembre 14, 2005

El Mar y la Luna



Dos componentes del Romanticismo, elementos que parecen lejanos y distantes, pero que, increíblemente, actúan de manera simbiótica. Y esto porque el Mar, depende de los movimientos lunares, del ciclo lunar, y así nacen las mareas.

Pero, de esto no es a lo que me quiero referir, sino, más bien, a la relación de estos dos elementos naturales con los sentimientos humanos, y su incidencia en el vivir cotidiano.

Para las vacaciones a todos les gusta ir a la playa, incluso a los que viven en la misma costa, tiene un encanto especial, al cual casi nadie que yo conozca se resiste.

Y no hay nada major que una noche de luna llena, muy romántica, por cierto. Y es este toque el que nos llena de sentimientos de romance y pasión, sobre todo cuando estamos con el(la) amado(a). Ahí, nuestro corazón se abre, nos sinceramos, expresamos nuestros sentimientos, y dejamos que la pasión entre en juego.

Me encantan las noche de luna llena, sobre todo las en que la Luna se ve grande, y de colores distintos, mi madre me decía que la más grande que vio, era del tamaño de la entrada de un estadio, o la vista de él. Me impresiona su majestuosidad en la noche, noche en que todos duermen, noche en que casi nadie la contempla con dedicación.

Por eso me gusta la Luna, porque refleja en mi su cara, porque me veo en ella, como El Principito, me imagino siendo el Amo y Señor de un micromundo, en el que solo estoy yo, y yo, y nadie más; esos momentos de soledad, en el que reflexiono sobre la vida, esos momentos en los que pienso en hasta lo más efímero que me ocurrió durante el día, esos momentos donde encuentro consuelo a mis penas y amarguras.

La Luna siempre será mi fiel comapñera, siempre está ahí, eso me gusta de ella.

Y del Mar, que decir... Me encanta el Mar, si pudiese escoger algún lugar donde mis restos sean esparcidos, sería el Mar, porque lo abarca todo, porque nada deja de lado, porque lo llena todo, en su magnificencia.

Me gusta la Luna reflejada en el Mar, porque me veo, rflejado en dos cosas a la vez...

lunes, diciembre 05, 2005

Séptimo vicio.

El cine siempre ha sido una de mis grandes pasiones, me encanta como se plasman las historias que se cuentan por ese medio. La pantalla grande ha retratado a toda una generación.

Una de mis favoritas es, como lo dije hace algún tiempo, American Beauty (Belleza Americana), en la que trabajan un grandioso Kevin Spacey y una tremenda Annette Benning, además de un reparto de lujo, donde se retrata con maestría a la decadente sociedad nortamericana, llena de vicios y de penas y trancas internas.

Después, Meet Joe Black (¿Conoces a Joe Black?), donde un magnífico Brad Pitt interpreta a el oscuro personaje de La Muerte, y un glorioso Anthony Hopkins a un multimillonario dueño de una cadena de informaciones, que va a morir, y recibe a Pitt como su invitado. Soberbio film (el primero que me hizo llorar). Además, el contenido de que la Muerte se enamora de la hija del millonario, la hace aun más especial.

Siguiendo, The Magdalene Sisters (En el Nombre de Dios), donde tres muchachas viven el infierno mismo en un convento de monjas malvadas, la trama circula en la vida de estas tres amigas. Increíble.

Más adelante, mi favorita, Eternal Sunshine of the Spotless Mind (Eterno Resplandor de una Mente sin Recuerdos), donde , con un reparto de excepción, se relata la historia de una pareja que decide borrar los recuerdos de su relación, la historia es complicada, tiene una secuencia dificil de comprender, pero es romanticismo puro, me enamoré perdidamente de esta película.


Antes de ver este film, está un ya clásico del Séptimo arte, el film Memento. Acá se cuenta la historia de un hombre que perdía la memoria cada cinco minutos, y debía tatuarse en su cuerpo todo lo que debía hacer, además de tomar fotos de todo lo que veía. Realmente asombrosa, me costó 1 semana entera poder entenderla.

Y esas son (hay muchísimas más) mis películas favoritas, soy un pseudo cinéfilo, así que seguiré llenandome la cabeza con este Séptimo vicio, que mal nunca hace...

Bendiciones.