miércoles, abril 23, 2008

Camino largo a casa.

Ayer, saliendo de la Universidad, pensé en tomar el camino largo a casa. Todos sabemos que todo acto viene con una decisión previa. Yo decidí irme por el camino largo. Tomé la micro, y procedí a leer el grotesco apunte de Recursos Procesales (sólo me quedaban unas páginas para terminarlo). La micro pasó por lugares conocidos, Providencia, apoquindo, me bajé y fui a sacar una cartola al banco, tomé otra micro, y emprendí el rumbo al Alto Las Condes. al llegar, sentí que alguien me miraba, no sé porqué. Caminando por el mall, divisé a una señora en el banco, que sacaba la cuenta de lo que había gastado, a su lado, un joven (su hijo, creo yo), con cara de fastidiadísimo por acompañar a su madre, y al otro, flanqueando a la mujer, la nana de la casa (se distinguía por el clásico delantal). La mujer en cuestión tenía una abultada chequera, pero su cara no mostraba satisfacción, más bien mostraba angustia de que el dinero no le alcanzaba para pagar sus muchas deudas. Seguí, rumbo al Jumbo, para comprarme algo de comer. Antes de llegar, pasé por una tiendita donde venden chocolates, y recordé una situación bastante engorrosa en la que también estuve en la misma tienda. Sólo por eso, compré un par de bombones de chocolate, y los disfruté al verme en el espejo del baño. Proseguí, y entre al supermercado. Miles de abarrotes, gente tratando de sacar cosas de las más altas repisas, ancianas despotrincando contra los reponedores que no les ayudaban, en fin... Pensé en comprarme agua mineral, y fui al pasillo del agua, vi una hermosa botella, y pensé en comprarla, pero al ver su costoso precio, vacilé, y la dejé en su lugar. Compré leche, queso, pan y bebidas. Al ir a la caja a pagar, la única que tenía espacio era la de preferencia a los ancianos y a las embarazadas y lisiados. No había nadie más, y me puse ahí. Una señora de edad avanzada estaba delante mío, e hizo un pequeño escándalo por la diferencia en el precio del papel higiénico que había comprado, y al pagar, su tarjeta no tenía cupo disponible, por lo que pagó en otra caja (todo esto frente a mis narices) con un cheque su deuda, y luego compro la tonelada de papel. Detrás mío estaba una mujer embarazada, por lo que le pedí que avanzara para que ella comprara primero. En su cara, una expresión de satisfacción, y en mi pecho, una sensación de bienestar. Luego pagué mi compra, salí del supermercado, y bebí un poco de leche. Al salir, pensé en cómo llegar a casa, y se me ocurrió tomar una micro distinta ("total, tomé el camino largo", me dije). Tomé la mencionada micro, que venía vacía, y me fui pensando mientras escuchaba música. En el camino pasó por lugares muy conocidos (mi colegio de media, entre ellos), y recordé ciertas situaciones y cosas de aquellos años. El viaje fue largo, salí de la facultad a las 6 y volví a casa a las 10. Pero sentí que me hizo bien el viajar, que tanto me hacía falta.
El camino largo a casa es siempre placentero, porque es mi decisión tomarlo. Yo decido que hacer. Yo decido si irme por aquí o por allá. Es mi prerrogativa.
A veces me pongo a pensar si tomé el camino largo a mi vida, si dejé para después todas esas satisfacciones que dejé pasar, si opté por dejar esperar ciertas cosas. Y lo más importante, si fue una buena decisión. La verdad es que aun no logro saber si lo fue o no. Sólo espero que esas cosas que dejé botadas no se hayan ido de donde las dejé. Porque al final, lo importante es llegar a casa.

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lunes, abril 21, 2008

Me volvió...

Me volvió, así como así.

Sin más ni más.

Me volvió.

Hace mucho tiempo que no lo sentía.

Pensé que todo estaba igual, que todo había cambiado, que todo estaba mejor.

Para despertarme esa mañana, mirarme en el espejo y ver que el mismo tipo de siempre estaba ahí, mirándome fijamente, haciendo un guiño con el párpado, burlesco, insoportable, ya no lo recordaba, ya se me había olvidado, eso creía, estaba seguro, como que me llamo Carlo.

Pero no, el maldito seguía ahí, con su cara de imbécil impávido.

Lo odié.

Le grité.

Y vomité.

Para rematar, se fue conmigo.

Insoportable.

El demonio ha vuelto.

Cierren puertas y ventanas, que volvió.

El viejo Carlo volvió.

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