martes, septiembre 27, 2005

Resurrección.

Bueno, este espacio ya estaba casi muerto, y en vista de los muchos pedido que se me hicieron para que lo actualizara, lo haré.

En estos momentos escucho Claro de Luna, de Claude Debussy (bellísima canción), y hago un trabajo para Fidel (el Maestro).

Bueno, para la próxima escribiré algo.

Bendiciones a todos.

Carlo.

Salud!!!

martes, septiembre 06, 2005

El día, con su ritmo inagotable...

El día me ha llevado a casa, las luces del hogar resplandecen cual faros en el oscuro mar. El olor a comida recién preparada es una invitación a los cinco sentidos para llegar pronto. El calor que irradian los miembros del hogar es inconfundible. El hogar, como decía Dorothy en "El Mago de Oz" (película que marcó mi niñez) es lo mejor.

Empero, 20 años después, cuando todo ha cambiado, el hogar sigue ahí, con sus luces que me invitan a llegar a él, mi madre sigue ahí, con su comida, con su sonrisa; así da gusto llegar al hogar. Mi padre, leyendo en su diván, me invita a ir hacia él, me leerá ese libro que escudriña con diligencia, su tono al hablarme es dulce, me hace recordar lo bien que lo pasabamos cuando era niño, esas alegres tardes de juegos en la plaza cercana. Mientras pienso, hierve la tetera, suena ese inconfundible pito de la misma tetera. Un rico y caliente café con leche llena mi garganta vacía. Ese mismo café que bebía junto a mi familia. Mi familia, que ahora está lejos, mientras estoy en Europa, de intercambio estudiantil; y esta es la instancia perfecta para añorar el hogar, cuando uno se encuentra lejos del mismo.

Bendiciones.

viernes, septiembre 02, 2005

Camino, rumbo sin sentido...

Con el pasar del tiempo, me he dado cuenta de que camino sin rumbo fijo. Algunos días, simplemente me subo a una Micro, y viajo. Es raro, me siento diferente cuando viajo sin rumbo definido, es como una sensación de poder, de alegría, tristeza y esperanza, una exquisita mezcolanza, que disfruto plenamente cuando viajo solo. Conozco casi todo Santiago por estos viajes. Los rincones más ocultos son abiertos ante mis ojos, sus secretos, mitos y leyendas se desnudan ante mi presencia, y la bienvenida es bastante acogedora. Unos cuantos pesos, el infalible Pase Escolar, algo de provisiones para el camino, una sonrisa en la cara, y ya estas listo para la aventura. El destino es incierto, todo depende de la Micro que pase. También es necesario, por lo menos para mi, un walkman y un libro, para matar esas horas de soledad. Viene la primera Micro, va hacia tal lugar, me subo, pago el pasaje, y empiezo a gozar del viaje. Es relajante, te ves como otro individuo más; pero no, estás viajando por placer, por el gustito que te queda despues de haber recorrido la ciudad entera. Miras hacia afuera (lo más recomendable es sentarse en el lado de ventana, para tener vista), y te encuentras con miles de realidades completamente distintas, te das cuenta de que no estás solo en este enorme mundo, de que hay algo más afuera de tu casa y tu vida, que la vida es así. Me encanta viajar sin rumbo, porque así me controlo, porque así mi vida toma un carril distinto, y eso es lo que más me gusta de la vida...